ÉPOCA DE AYUNO

Los judíos, los cristianos y los hindúes, observan el año solar, ya sea directamente, ya por medio de un intermediario, es decir, de un calendario lunar con días intercalados de tal forma que el tiempo del ayuno vuelve siempre en la misma estación. Los musulmanes siguen un calendario puramente lunar y, en consecuencia, el mes de ayuno, el Ramadán, pasa sucesivamente por todas las estaciones del año. ¿Cuál de estos dos sistemas es preferible?.

El globo terrestre sobre el que vivimos, no tiene en todas partes el mismo clima. El hombre sufre temperaturas extremas, demasiado calor o demasiado frío. Las estaciones cálidas y frías diferencian una región de otra. Así, el invierno es una época agradable en la Meca, pero no lo es cerca de los polos (Canadá, norte de Europa), el verano es la mejor estación cerca de los Polos, pero no ocurre así cerca de Ecuador y en los desiertos arenosos. La primavera puede ser una estación templada, pero muchos países próximos al Ecuador (el sur de la India, por ejemplo) no la conocen, pues no hay allí mas que tres estaciones: el verano, el invierno y la estación de las lluvias.

En una religión universal, el tiempo correspondiente a una estación constante, traerá consigo ventajas constantes a cierta gente, siendo molesto de una gran manera u otra a los habitantes de ciertas religiones. Pero, si las estaciones de ayuno de ciertas regiones cambian regularmente, habrá alternancia entre las ventajas y las dificultades, y nadie tendrá problemas con ello. Por otra parte, esta rotación acostumbra a cada uno a ayunar en toda estación. Este habito, esta capacidad de abstenerse de beber y de comer durante una guerra, o un asedio durante una huelga de comerciantes de víveres, de empleados de aguas, etc.

Por otra parte, los que han viajado saben que las estaciones no son las mismas en todas partes, en el mismo momento.

Yo estaba escribiendo en enero, mientras la radio anunciaba que en ciertas partes de Europa hacia 40 bajo cero, cuando en la Argentina hacia 40 sobre cero.

Las estaciones son diferentes en una parte y en otra del Ecuador: cuando es invierno en el hemisferio norte es verano en el hemisferio sur. Si el Islam hubiera decretado el ayuno en enero de cada año, pongamos por caso, seria siempre invierno para algunos musulmanes y siempre verano para otros.

Si el Islam hubiera decretado ayunar, por ejemplo, en invierno, algunos ayunarían en enero y otros en julio. Esto supondría dificultad continua y ausencia de unidad.

Si alguien en París 29 días durante el invierno y llegase a África del Sur tras unas horas de vuelo, ninguna mezquita hubiese preparado en ese lugar la fiesta del 'Id, ya que allí no sería la época de hacer el ayuno. Yo no podría de la misma forma evitar por completo ayunar de la manera siguiente: me marcharía de París a finales de diciembre (en cuya ciudad seria enero un mes de ayuno) para pasar un mes en África del Sur. En febrero volvería a París y olvidaría tranquilamente el ayuno de julio que sería aplicado en África del Sur o en América del Sur, pero no en el hemisferio norte, donde se encuentra París).

En otros términos, que ninguna comunidad mundial sabría observar el ayuno basándose en el año solar, sin causar dificultades a sus fines. Un ayuno basado en el año solar convendría a una religión regional ya que en este caso no se tiene la ocasión de practicar el ayuno en diferentes estaciones. Un calendario lunar parece pues razonable y mejor adaptado a los intereses de la sociedad. Constituye al mismo tiempo la única solución practicada por una comunidad universal.