SU REVELACIÓN

EL AYUNO EN LAS OTRAS RELIGIONES

El Islam se considera como la Verdad y Guía revelada a la Humanidad en diversas ocasiones por medio de Profetas que se han sucedido; su misión consistía en revitalizar la verdad eterna y purificar las aportaciones últimas que no emanan de su fundador; el enviado que ha recibido la inspiración divina para guiar a su pueblo.

Sabeísmo

Abraham, de grata memoria, fue enviado como Profeta a los Sabeos del Irak. Los sabeos de Harrán observaban un ayuno de treinta días, sin comer ni beber desde la salida hasta la puesta del sol, y esto como ofrenda a la luna (Cf. Encyclopedia of Religions and Ethics. Vol.5, pag. 764, artículo sobre "Harrianos" citado por Chowolson, Sabier y Sabismus II, 711, 226).

El Corán (41:37) prohíbe adorar al solo o la luna, pero ordena la adoración a quien los ha creado. Asimismo ha prescrito un mes de ayuno, lo que significa la restauración del Hinifismo, o la verdadera religión del Profeta Abraham.

Judaísmo

Los más piadosos entre los judíos ayunan cada lunes y cada jueves y afirman que Moisés, bendita sea su memoria, subió al monte Sinaí un lunes y volvió un jueves (Cf. Encyclopedia of Religions and Ethics, V, 765). El Islam prescribe igualmente este ayuno como un acto dadivoso y meritorio, que no es por lo tanto obligatorio para cada uno. Los judíos ayunan igualmente 24 horas en memoria de la salida de Egipto, el día 10 del mes de Tisri.

El ayuno como dadiva, el 10 del mes de Muharram, llamado asura entre los musulmanes, procede de tiempos del Santo Profeta Muhammad y no tiene relación alguna con el homicidio del 'Imam Husayn…. Sin embargo, el ayuno durante veinticuatro horas, era demasiado largo y representa un gran sacrificio, fue reducido desde la aurora hasta la puesta de sol con el fin de que muchos creyentes puedan conformemente cumplirlo.

Cristianismo

Los primeros cristianos observaban la Cuaresma (seis semanas, domingos excluidos), es decir, que 36 días estaban dedicados a la abstinencia y a la penitencia en memoria de Cristo (Jesús), que la paz de Dios este con el, que de esta forma pasó su infancia desierto (Encyclop. Rel. and Eth., V, 769). Creían que este periodo representaba la sexta parte de un año completo. A título de impuesto religioso pagaban parte de sus bienes. También pagaban impuestos por los alimentos y las bebidas. El Santo Profeta ha dicho también: "Quien ayune todo el mes de Ramadán y añada seis días del mes siguiente, Sawwal, es como si ayunase todo un año".

Esto también hace treinta y seis días. Y el Corán dice (6:16): Quien haya practicado el bien será recompensado diez veces…"

Se sabe que el mes lunar tiene de 29 a 30 días y el año lunar es alrededor, de 354 días. Si ayunamos un año durante 29 días + = 35 días y otro año durante 30 días + = 36, el mérito aumentara diez veces y será alternamente de 350 y de 360 días lo que, en efecto, corresponde al año lunar completo de los musulmanes.

Entre los cristianos no es de esta forma, ya que observan el año solar, y este tiene siempre más de 360 días, si se multiplica la cuaresma por diez.

Esto basta para probar que el ayuno corresponde de hecho, con lo que dice el Sagrado Corán.

Existe también un ayuno en las religiones hindúes, budistas y otras, pero en ninguna parte es observado como entre los musulmanes. Otro punto curioso es el versículo del Corán que prescribe el ayuno y que despierta nuestra atención, en un tono de indecisión aparente:

"Podríais así escapar del mal… y puede ser que se lo agradezcáis".

¿Por qué esta vaguedad y no una mayor rotundidez?. Se da en tal afirmación el carácter del estilo del Corán, se vuelve a encontrar con mentes recuperadas. De esto podemos deducir al menos dos cosas: ante todo, la Omnipotencia de Dios, que puede hacer lo que quiere, y a pesar del culto que le rendimos, no esta obligado a hacer con nosotros lo que nos apetezca. En segundo lugar, el libre albedrío del hombre: Dios enseña a través del Corán, pero depende de cada uno de nosotros el aprender o no -sobre los efectos del ayuno- puede inspirar el temor de Dios a ciertos lectores y oyentes, mientras que, otros, perseveran en su obstinación.

La otra alusión contenida en el mismo versículo, referente a la gratitud, puede implicar diferentes cosas: que el verdadero reconocimiento no depende del aspecto exterior del ayuno o de la abstinencia de alimentos o de bebidas, sino que el ayuno debe estar desprovisto de toda ostentación, de cualquier otro mal, etc.

Que el ayuno no es el único método para probar nuestra gratitud hacia Dios, sino hay otros medios que deben ser escrupulosamente empleados, con el fin de que nuestra gratitud hacia Dios sea real y se cumpla nuestro deber hacia nuestro Señor.

El tercer punto que llama nuestra atención de este versículo es la preocupación, constantemente presentada en la ley del Islam, de facilitar las cosas a los fieles. Esta ley hace concesiones, no solamente a los enfermos, sino también a los viajeros, pero pueden hacerlo en una ocasión mas propicia. Nuestro ayuno no se hace en interés de Dios, sino en nuestro propio interés. Forzando a un enfermo a ayunar se puede agravar su mal e incluso acarrearle la muerte. El Islam no es duro ni cruel, sino indulgente.