LA PEREGRINACIÓN (HAJJ)

Tres meses más tarde, Tío Ismael vino de nuevo a visitarles. Esta vez, se trajo con él a Tía Fátima. Los dos acababan de estar en Makka haciendo el Hagg, que significa en árabe peregrinación.

Había muchísima gente en Makka. Había gentes de muchos lugares distintos, dijo Tio Ismael:

Sí, dijo Tía Fátima, aquellos hombres y mujeres estaban en Makka porque en el Corán dice que debían estar allí. Como ya sabéis, el Islam significa decir la Chahada, rezar cinco veces al día, ayunar en el mes de Ramadán, dar el Zakat a los pobres e ir de peregrinación a Makka.

¿Qué hicisteis en Makka? preguntó Layla muy interesada.

Hicimos la peregrinación según la forma que el Profeta Muhammad nos enseñó, explicó Tío Ismael. Primero, fuimos a una pequeña montaña cerca de Arafat, y allí nos quedamos todo el día rezando a Dios. Por la noche, salimos más lejos hasta llegar a un valle del cual llevamos unas piedrecillas. Al día siguiente, volvimos a Mina, que es un pueblo pequeño cerca de Makka. En Mina hay tres altos pinares de piedra. Arrojamos las piedras que habíamos traído, contra los tres pilares. Mientras lo estábamos haciendo, pensábamos: ahora estamos tirándole estas piedras a Iblis (Satanás) para que nos deje en paz. Cuando acabó esto, sacrificamos una oveja.

Yo sé por qué hicisteis eso, interrumpió Hassan. Fue en recuerdo del Profeta Abraham.

Así es, dijo Tía Fátima sonriendo a Hassan ¡Cielos! dijo ella, ya sabes mucho. Luego me cuentas la historia de Abraham ¿vale?.

Pero aún había más que contar de la peregrinación. Tío Ismael continuó: Luego nos fuimos a Makka en donde está la Kaba. La Kaba está situada en el centro de la mezquita. Es una gran casa de piedra con el techo plano y sin ventanas. En realidad, se parece a un cubo muy grande. Caminamos alrededor de la Kaba y dimos en total siete vueltas, exactamente como el Profeta Muhammad nos ha enseñado.

El Profeta Abraham y su hijo Ismael fueron también los que construyeron la Kaba, dijo Layla.

Cierto, dijo Tía Fátima, y ¿sabes también por qué la hicieron?

No, dijo Layla, ¡Cuéntanos por qué!

Construyeron la casa porque eran profetas que habían oído el mensaje de Dios, explicó Tío Ismael!. Ellos obedecieron el mensaje y quisieron que otra gente se acordase de Dios cuando pasaran por la casa. Esta es la razón de que los musulmanes vayan allí en peregrinación.

¿Se puede entrar dentro de la casa? preguntó Layla.

No es necesario, respondió Tío Ismael. No se trata de una casa como las nuestras. Basta con verla por fuera. Dar vueltas alrededor de la Kaba te recuerda que Dios ha mandado continuamente mensajes a la Humanidad a través de los profetas. El primero de esos profetas fue Adam y el último Muhammad. Todos los profetas dijeron lo mismo: Debéis creer en Dios. El os ha creado y ha hecho las plantas y los animales para que viváis de ellos. Debéis rezar a Dios y hacer el bien. Tío Ismael y Tía Fátima siguieron hablando acerca de Makka, y Hassan y Layla estaban fascinados escuchando. Su tío y su tía habían visto allí a gentes tan diferentes... Unos tenían la piel muy oscura, otros más clara, y algunos la tenían de color marrón oscuro. Pero, a pesar de esa diferencia de aspecto, estas gentes se consideran hermanos y hermanas porque ellos son musulmanes que creen en Dios y siguen lo que el Profeta Muhammad les enseñó.

Cuando sea mayor, pensó Hassan, iré en peregrinación a Makka.