CASAMIENTO CON LAS ADEPTAS DEL LIBRO

Dios (altísimo sea) dice en el Sagrado Corán:

«Hoy os está permitido todo lo bueno, así como la comida de los adeptos del Libro, lo mismo que la vuestra es lícita para ellos. Os está permitido además, casaros con las castas creyentes, y las castas de quienes recibieron el Libro antes que vosotros3, con tal de que las dotéis, y siempre que seáis castos y, no adúlteros ni buscando amantes en ellas.. Mas quien reniegue la fe, su obra se desmerecerá y se contará en el otro mundo, entre los desventurados». (Sura 5, versículo 5).

El Islam permite casarse al musulmán con las cristianas y judías, y les ordena que las dejen practicar su religión, pero deben al mismo tiempo explicarles el Islam para que sepan las normas básicas en la vida matrimonial. (Sura 5, versículo 5) en relación a la religión de su marido.

El matrimonio ha de celebrarse de acuerdo con la legislación islámica, puesto que la legislación garantizó todos los derechos, tanto de la mujer como del hombre.

CASAMIENTO CON ATEAS

El Islam prohíbe el matrimonio con las ateas porque no tienen religión divina, que es la que nos prohíbe hacer el mal, nos ordena hacer el bien y orienta nuestra vida por el buen camino. Ellas al no tener nada de esto, actúan según sus deseos y pasiones y no respetan los mandatos divinos.

PROHIBICIONES DEL CASAMIENTO DE UNA MUSULMANA CON UNO NO MUSULMÁN

El Islam prohíbe a la musulmana casarse con uno no musulmán ya sea adepto del Libro u otro, porque:

Al no creer el marido en el Islam, su propia convicción religiosa no le obliga a respetar el credo de la mujer, y como consecuencia de ello y siendo el cabeza de familia, podrá obligar a la mujer a una conducta contraria a su creencia islámica o dicho de otra manera, ¿Cómo podría haber paz y tranquilidad en un hogar en el que el cabeza de familia no cree en la religión de su esposa, ni respeta a su Profeta, a pesar de que ella cree en el Libro original de su marido y respeta a todos los profetas?

Dios (altísimo sea) dice en el Sagrado Corán:

«El enviado cree en lo que le fue revelado por Dios y también los creyentes. Todos creen en Dios, en sus ángeles, en sus libros y en sus enviados. «Nosotros no hacemos distingos entre ninguno de sus enviados», y dicen: «¡Escuchamos y obedecemos! ¡Sólo anhelamos tu indulgencia, oh Dios nuestro, y a Ti será el retorno!».   (Sura 2, versículo 285).