LOS MILAGROS

Cuando el Apóstol de Dios, la paz y las bendiciones de Dios sean con él, fue transportado de La Meca a Jerusalén, fue y volvió en una noche. La tribu de Kuraish no podía creerlo y lo consideraba imposible, pues con los medios conocidos en aquellos tiempos, las bestias y los camellos, era imposible realizarlo. Sin embargo, este imposible se ha convertido hoy en algo posible y cotidiano de lo que nadie se asombra ni niega.

Si hace un siglo o dos, le hubieran dicho al más grande de los científicos que el hombre cabalgaría en la senda del viento con artefactos de hierro y acero y que penetraría en los dominios del aire, o que se grabarían las conversaciones de quien habla y el discurso del orador y que quien quiera y cuando quiera puede escucharlo, aunque hubiera muerto quien hablaba o el orador, te hubiera contestado que esto es imposible. Pues, hoy, es una cosa normal y se ha convertido en cotidiana.
Entonces, ¿cómo se realizó lo imposible?

La contestación es que el imposible puede ser de dos formas:
Imposible habitualmente, cómo el caso que mencioné, e imposible racionalmente, como juntarlos dos polos o la existencia y la inexistencia, pues no puede el mismo hombre estar y a la vez no estar en un lugar; así como tampoco se puede sustituir la identidad de algo, es decir, que por ejemplo, un libro no será una cuchara al mismo tiempo que es libro.
De aquello que es imposible racionalmente no se puede imaginar su ocurrencia. En cuanto a lo que es imposible habitualmente, hemos visto como la ciencia (la ciencia del siervo según las leyes de la naturaleza) lo ha convertido en posible. ¿Acaso, pues, es incapaz el Creador, que estableció estas leyes, convertirlas en posible? No hay duda de su capacidad. Por tanto, el hacer que ocurra lo imposible habitualmente es posible para Dios, altísimo sea. Cuando se confirma su relato nos aseguramos de ello y nos persuadimos de su ocurrencia.

PRODIGIOS

En el Corán se menciona aquello cuya ocurrencia es imposible habitualmente diferenciándolo en tres tipos:
Uno, cuya ocurrencia fue a manos de los apóstoles cuando fueron retados por sus pueblos para confirmar su mensaje y asegurar su veracidad. Este es el milagro. Así Abraham fue arrojado al fuego, pero Dios tomó su naturaleza abrasadora en frío y paz. Así también Moisés arrojó su báculo y se convirtió en serpiente; golpeó con él una piedra y de ella brotó agua, y aun golpeó con él las aguas y a través de ellas anduvieron las gentes. Jesús resucitó a los muertos con la anuencia de Dios. Esta es la manera en que vinieron los milagros en el Corán.
Otro tipo ocurrió a manos de un afecto de Dios y bienhechor como la existencia de manjares en el mihrab para María; o transportar, quien tenía la sabiduría del Libro, el trono de Valquis, reina de Saba, de Yemen a Palestina en menos tiempo que se tarda en pestañear; es a lo que se denomina prodigio.
Otro tipo es el que ocurre a manos de un incrédulo. Tal vez, fue lo que hizo un samaritano que fabricó para los hijos de Israel con piedras y metales preciosos un ternero que bramía. Es lo denominado seducción gradual y progresiva.
Por tanto, debe creerse (primero), que los tres tipos son posibles que ocurran, porque vino en el Corán y debe creerse (segundo), específicamente cuanto vino en el Corán sobre este tema.
En cuanto a los prodigios que relatan las gentes atribuyéndolos a quienes denominan afectos, es algo que puede ser cierto o falso. Pues, si ocurrió a manos de un afecto y éste es el creyente timorato.
Palabra de Dios:
"¿ No es, acaso, cierto que los afectos de Dios jamás serán presa de temor ni se atribularán”.
Si el prodigio no fue constitutivo de desobediencia y lo creíste, nada hay en contra de Dios por tu parte; si no lo tomaste por cierto ni creíste, tampoco hiciste nada contra Dios.
Cuando el pretendido prodigio comprende un pecado (como lo narrado por Alsharani, en Al tabakat) u ocurre a manos de un incrédulo o de quien no sea timorato, no se considera prodigio como tal.

EL MILAGRO Y LA MAGIA

Cuando aconteció el desafió entre Moisés y los hechiceros del Faraón, éstos arrojaron sus cuerdas y báculos y la gente los vio como serpientes y culebras; luego arrojó Moisés su báculo y se convirtió en una serpiente que engulló a las de los hechiceros.
¿Acaso es igual una cosa que la otra? ¿Es lo realizado por Moisés del mismo género que lo de los hechiceros del Faraón? ¿Si fuera del mismo género, por qué creyeron los hechiceros (adoptaron la fe)?
Es claro que lo realizado por los hechiceros sólo era engaño para la vista y confusión para la gente. Les hacían ver culebras y serpientes a pesar de que los báculos y cuerdas continuaban en su estado. En cambio, el báculo de Moisés se convirtió (efectivamente) en serpiente. Si hubiera existido una cámara fotográfica y se hubiera hecho un fotografía, habría apareado en la foto una serpiente real donde aparecen las serpientes de los hechiceros, solamente cuerdas y báculos.

Por eso creyeron los hechiceros al momento en esta fe, pues vieron que aquello no tenía relación alguna con la magia, la imaginación o el terror. Fue algo que estremeció sus corazones hasta que les obligó a la fe (creer). Les llegó la fe de tal manera , que les alentó a retar al Faraón y les fue indiferente; creyeron en Dios e imaginaron su grandeza, entonces, disminuyó para ellos la grandeza ficticia del Faraón y su divinidad infundada. Disminuyó el mundo ante sus ojos; no tuvieron en cuenta las amenazas de Faraón de crucificarles y amputar sus miembros, pues éste sólo podía atormentarles en esta vida.
¿Qué es esta vida en comparación con la otra? ¿Qué significa su tormento temporal al lado del placer eterno en la otra vida? Por eso gritaron en su cara menospreciando sus resoluciones.
Palabra de Dios:
“Haz lo que te parezca; tú solo puedes condenarnos en esta vida mundanal ".
¡Oh Dios! Yo que he nacido en la tierra del Islam, sobre la que descendió a nuestros padres, desearía tener la misma fe que los hechiceros del Faraón, pasados unos instantes contados de su conversión al Islam.