EL PROFETA MUHAMMAD

La rectitud y el pecado

La rectitud es buen carácter

Aferrarse a la rectitud y evitar el pecado no se trata sólo acerca de adorar a Un Dios sin copartícipe a través de rituales convencionales. Va más allá, pues está relacionada con la propia moral y el comportamiento adecuado, tener cuidado de la conciencia propia y buscar con el corazón.

Parte 1: La Rectitud definida por la revelación y la razón.
An-Nawwas bin Sam’an narró que el Profeta Muhammad dijo:
“La Rectitud es el buen carácter, y el pecado es cualquier cosa que incomoda (tu conciencia) y que no deseas que la gente conozca”. (Sahih Muslim)
An-Nawwas bin Sam’an es un famoso compañero del Profeta Muhammad. Él pertenecía a la tribu árabe de Kallab y se estableció en Siria luego de la muerte del Profeta.
Su narración fue recolectada por un erudito del hadiz llamado Muslim bin Hayyay, quien nació en el 817 d.C. en la ciudad de Naishapur, en el noreste de Irán, y que murió allí mismo a la edad de 58 años, en el 875 d.C. Muslim empezó a estudiar la ciencia del Hadiz Profético a la edad de 15 años, y viajó a Irak, el Hiyaz (Arabia Saudita Occidental), Siria, y Egipto para estudiar bajo la enseñanza de grandes maestros del hadiz, como Al-Bujari, Ahmad ibn Hanbal y otros. Recopiló un libro que contiene 9.200 hadices, el cual es conocido como Sahih Muslim. Los eruditos musulmanes lo consideran como la más auténtica recopilación de hadices proféticos luego de la Sahih Al-Bujari.

Esta narración es importante debido a que brinda claridad acerca de algunos de los aspectos más sutiles de la rectitud y el pecado, ayudando a definir ambos conceptos. Dado que el Islam le da tanta importancia a la creencia y a la adoración de Un Dios, uno puede pensar equivocadamente que esto por sí solo es suficiente para ser recto. Este hadiz, a pesar de esto, muestra que una de las principales consecuencias de la creencia correcta y verdadera es el buen carácter, y que ello es un aspecto intrínseco del significado de la rectitud. Ello enfatiza algunos de los significados hallados en lo que Dios dice, lo cual menciona que la rectitud, al tiempo que es una combinación de la creencia correcta y la adoración prescrita, es además la conducta correcta en las relaciones humanas:
“La piedad no consiste en orientarse hacia el oriente o al occidente, sino que consiste en creer en Dios, el Día del Juicio, los ángeles, el Libro, los Profetas, hacer caridad, a pesar del apego que se tiene por los bienes, a los parientes, huérfanos, pobres, viajeros insolventes, mendigos y prisioneros, hacer la oración prescrita, pagar el Zakat, cumplir con los compromisos contraídos, ser paciente en la pobreza, la desgracia y en el momento del enfrentamiento con el enemigo. Esos son los justos, y esos son los temerosos de Dios”. (Corán 2:177).

En lugar de ser un fin en sí misma, uno de los principales propósitos de la adoración es traer atributos beneficiosos para  el individuo y la sociedad. Dios dice acerca de la oración:
“Recita lo que se te ha revelado del Libro [el Corán] y haz la oración, que en verdad la oración preserva de cometer actos inmorales y reprobables”. (Corán 29:45).
De esta forma, uno puede decir sin reparos que el Islam, como un todo, vino para perfeccionar las buenas maneras, como lo hizo el Profeta mismo:  
“En verdad yo fui enviado para completar los rasgos más nobles del carácter”. (Sahih Muslim)
Dado que el Islam no es sólo una religión sino una forma de vida entera, incorporar todas sus varias facetas, aspectos y buenos modales es, de hecho, considerado como una forma de adoración por medio de la cual uno puede alcanzar la misma recompensa que haciendo otros actos voluntarios de adoración más obvios. El Profeta, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él, declaró:
“A través de sus modales y buena conducta, el creyente puede obtener el estatus de una persona que ayuna durante el día y orar durante la noche constantemente”. (Abu Dawud)
El Profeta incluso declaró que esta es una de las mejores formas de adoración, sin nada por encima de ello, excepto los mandatos obligatorios del Islam:
“En el Día de la Resurrección, nada tendrá más peso en la escala (de las buenas acciones) del creyente que la buena conducta. Dios odia a aquel que jura en vano y profiere obscenidades”. (Abu Dawud, At-Tirmidhi)
A través de mantener la buena conducta, uno se vuelve de los amados servidores de Dios. El Profeta dijo:
“Los más amados siervos de Dios para Dios son aquellos que tienen los mejores modales”. (Al-Hakim)
Cuando uno se da cuenta de la importancia del buen carácter y de su esencialidad al definir la rectitud, un elemento que es la meta del Islam, esto exhorta a los musulmanes a cumplir este aspecto de la fe de la misma manera, dado que no puede volverse “recto” a través de la mera creencia y devoción a Dios en sí mismas sin el buen carácter. 

Pero, ¿qué es considerado como buen carácter? Encontramos que el Corán y la Sunnah, en varios textos, lo definen como cualquier rasgo que es beneficioso para los seres humanos, tanto para uno mismo como para los demás; y al mismo tiempo, que no sea general o específicamente prohibido por el Islam. Por ejemplo, Dios dice:
“Quienes hacen caridad, tanto en los momentos de holgura como en la estrechez, controlan su enojo y perdonan a las personas, sepan que Dios ama a los benefactores”. (Corán 3:134).
La rectitud es tratar con equidad, justicia y decencia a la familia. El Profeta dijo:
 “Los creyentes con la fe más perfecta son aquellos con la mejor conducta y modales. Y los mejores entre ustedes son aquellos que son los mejores con sus familias”. (At-Tirmidhi)
La veracidad es un aspecto esencial del buen carácter, el cual lleva al Paraíso. El Profeta dijo:
“En verdad la veracidad lleva a la corrección, y ésta lleva al Paraíso”. (Sahih Muslim)
Estos no son más que unos pocos ejemplos de los numerosos textos, los cuales definen y exhortan a los musulmanes para ser excelentes en su carácter y su comportamiento. A pesar de que la rectitud engloba aquellas acciones que son por naturaleza complacientes para la conciencia de los humanos, la religión juega un papel vital en definir lo que ella es. Por ejemplo, cualquier cosa cuyo daño es mayor que su bien no puede ser definido como rectitud, incluso si es considerado comúnmente como bondad y rectitud. El Profeta dijo:
“No es rectitud que ayunen durante el viaje”. (Sahih Al- Bujari)
Aunque ayunar es una de las acciones más meritorias, aquí no se le considera rectitud debido al daño que puede causar a los individuos y sus compañeros durante un viaje. Además de esto, robar de un rico con el fin de darle a un pobre no puede ser considerado como rectitud, dado que el robo ha sido específicamente prohibido por la religión.

Al mismo tiempo, una acción que algunas veces pueda ser vista como dura, puede también ser considerada como buen carácter, tal como imponer un castigo a un niño a cierta edad como un medio de educación. El Profeta dijo:
 “Ordénenles a sus hijos que oren cuando tengan siete años de edad, y castíguenlos [si ellos no lo hacen] cuando tengan diez años de edad…” (Abu Dawud)
Por esta razón, buscamos la guía divina con el fin de definir para nosotros las buenas maneras y el carácter ejemplificados por el Profeta, como Dios dijo:
“En verdad, eres de una naturaleza y moral grandiosas”. (Corán 68:4).
Dios también dijo:
“Hay un bello ejemplo en el Mensajero de Dios [de valor y firmeza en la fe] para quienes tienen esperanza en Dios, [anhelan ser recompensados] en el Día del Juicio y recuerdan frecuentemente a Dios”. (Corán 33:21).
Aisha, la esposa del Profeta, fue preguntada sobre su carácter. Ella respondió:
“Su carácter era el Corán”. (Sahih Muslim, Abu Dawud)
En la segunda parte de esta narración, el profeta mencionó otra manifestación del pecado: que el pecado es aquello que molesta a la conciencia de una persona piadosa, y que generalmente ocultaría de las personas. Una lista de acciones vienen a la mente cuando escuchamos esas palabras.

Dios inspiró en el alma de toda persona la habilidad, aunque limitada, de reconocer el error.
“Y le enseñó el camino del bien y del mal”. (Corán 91:8).
Mientras las persona busquen la rectitud, sabrán por medio de su conciencia cuando hayan cometido algo malo, a pesar de que puedan encontrar numerosas formas para excusarse a sí mismos por lo que están haciendo. No les gustaría que alguien se enterase acerca de aquellas cosas, pues están avergonzados de ello; su religión está enriquecida con timidez, vergüenza y pudor. El Profeta dijo:
“La vergüenza y el pudor pertenecen a la perfección de la fe”. (Sahih Al-Bujari)
La vergüenza es algo que puede impedir que una persona cometa el mal. El Profeta dijo:
“Si no tienes vergüenza, haz lo que te plazca”. (Sahih Al-Bujari)
La vergüenza, siendo y el nivel el tener vergüenza en frente de Dios por cometer pecados, es un factor clave para evitar el pecado, y este estándar también puede ser usado para juzgar si un acto es o no un pecado.

Estos sentimientos de conciencia y vergüenza son una consecuencia natural de la creencia y fe verdaderas, y esto es lo que la religión del Islam busca crear en el individuo, una conciencia islámica que guíe a los humanos a través de sus vidas.
Esta conciencia interior es lo que señala el estado del corazón de un individuo, ya sea que esté vivo buscando la verdad, o muerto, lleno de deseo por esta vida mundana. La falta de religiosidad y la indulgencia en el pecado causa que una persona pierda su propia conciencia, al punto que ya no pueda ser usada como una fuente de guía.

“Pero sus corazones se endurecieron y el demonio les embelleció lo que hacían”. (Corán 6:43).
“¿Acaso [los incrédulos] no transitan por la Tierra, y no tienen intelecto para reflexionar ni oídos [que escuchen lo sucedido a los pueblos que les precedieron]? No son sus ojos los que se enceguecen sino los corazones dentro de sus pechos”. (Corán 22:46).

El corazón puede ser usado como una guía, en conjunto con el intelecto y la revelación, con el fin de hacer más fácil la búsqueda de la verdad. El corazón de alguien que está buscando la verdad es de hecho un corazón que está vivo, para eso es esta vida, y anhelando las cosas que hacen que la busque. Este tipo de persona nunca encontrará la paz para su corazón en ninguna otra religión, excepto en la religión que Dios ordenó para la humanidad; en tanto que su ansiedad por la verdad exista, su conciencia continuará molestándola hasta que encuentren la verdadera religión de Dios. De hecho, si la persona es sincera, Dios la guiará hacia la verdad:
“Y a quienes siguen la guía, Él les incrementará su fe y les facilitará obrar piadosamente”. (Corán 47:17).