LOS ORÍGENES DE LA CIVILIZACIÓN MUSULMANA

Cuando apareció el islam en el mundo, a mediados del siglo VII, La civilización grecolatina ya estaba en decadencia. Bizancio, abocado a continuar la tradición de Atenas y Roma, había fracasado en su misión.
No solamente fue incapaz de preservar los tesoros culturales que habían pasado a su custodia, sino que esta “segunda Roma" fue responsable de la destrucción de un gran número de obras científicas y monumentos artísticos transmitidos a ella  desde  la antigüedad.

Los ignorantes emperadores basileos incitados por el Fanatismo de los partidarios ortodoxos de Bizancio, procuraron destruir los vestigios de una civilización considerada como pagana. El emperador Teodosio II adquirió su mala fama por la destrucción que hizo a gran escala en el norte de África. Fue bajo sus órdenes, y no bajo las del Califa Omar, a quien una falsa leyenda atribuyo el hecho, que fue destruida la famosa biblioteca de Alejandría. En el año 489, el emperador Zenon cerró la famosa escuela de Edessa, que desde el siglo II había sido un centro de difusión de la lengua siria y la sabiduría griega por todo el Oriente. Justiniano empañó también su reputación al cerrar la famosa Escuela Platónica de Atenas así como las Escuelas de Alejandría.

Los monjes nestorianos de Edessa y Nisibia y los filósofos atenienses y alejandrinos, perseguidos por la iglesia Ortodoxa y las autoridades bizantinas, se refugiaron en Persia. Allí, en absoluta libertad bajo la protección toleranle de los sasánidas, pudieron seguir traduciendo las Sagradas Escrituras a los Padres de la iglesia y Las obras filosóficas y científicas de la antigua Grecia.
Fue gracias al laborioso trabajo de estos doctos refugiados, que los árabes, cuando conquistaron Siria y Persia, encontraron una parte importante  del patrimonio intelectual de Grecia.

Los árabes con su innata curiosidad Quedaron profundamente impresionados por ese mundo de nuevas ideas y conocimientos que les revelaba este saber antiguo. Los conquistadores comenzaron a estudiar con avidez las artes y las ciencias de sus recién conquistados súbditos. Hicieron traducciones al árabe de las versiones orientales de los autores griegos y mas tarde de aquellas obras, originales que todavía no habían sido traducidas al sirio o al caldeo.


EL DESARROLLO DE LA CIVILIZACIÓN MUSULMANA

Son los califas omeyas de Oriente. Con quienes los historiadores musulmanes son con frecuencia injustos, los que tienen el mérito de ser los primeros en promover el desarrollo de la civilización musulmana. Los soberanos de esta dinastía no vacilaron en explotar cualquier tipo de talento que poseyeran sus súbditos, sin importarles su raza o religión.
Así fue como varios doctos, poetas y administradores, tanto cristianos como judíos, se encontraron muy próximos a los califas omeyas. Gracias a esta colaboración de elementos de diferentes razas y religiones en el Imperio, la literatura y las artes disfrutaron de un magnífico periodo de crecimiento en aquella época.

Los grandes poetas satíricos, Djarir, Farazdak y Al-Akhtal este último cristiano, adornaron la corte de Abdul Malik. Este califa, un mecenas, fue un gran aficionado a la arquitectura y a la poeta, siendo él mismo un poeta, y ordenó la construcción de la Mezquita de Omar, en Jerusalén.
Del brillante reinado de su hijo y sucesor, Al-Walid, que extendió el Imperio Islámico hasta la India, por el Este, y hasta Marruecos, por el Oeste, proceden esas obras maestras del arte musulmán: la gran mezquita Omeya de Damasco y la Mezquita de Medina.

LA EDAD DE ORO DE LA CIVILIZACIÓN MUSULMANA

Sin embargo, el reinado de los omeyas sirios fue solamente una etapa de crecimiento, maduración y apertura. La época más brillante de la civilización musulmana fue, sin duda alguna, la de los califas Abásidas de Bagdad (750-1.528) y la de los omeyas españoles (755-1.492). "En una época en la que el resto de Europa estaba sumergida en el barbarismo más oscuro comenta Gustave Le Bon, Bagdad y Córdoba, las dos grandes ciudades donde el Islam Imperaba, fueron los centros de civilización que iluminaron todo el mundo con su brillante esplendor".

"Durante quinientos años, escribe Jacques C. Riesler, el islam dominó al mundo con su poder, su sabiduría y superior civilización. Heredero del tesoro científico y filosófico de los griegos, el Islam transmitió este tesoro, después de enriquecerlo, a Europa Occidental. Así, pudo ampliar el horizonte intelectual de la Edad Media y dejó una huella profunda sobre la vida y el pensamiento europeo".
La fundación en el ano 830 del Bayt al-Hikma (Casa del Saber) en Bagdad, por el Califa Al-Mamun   (813-833), fue uno de los acontecimientos más destacados de la Edad Media, No se puede valorar la importancia del papel desempeñado por esta institución, una combinación de Academia, Biblioteca y Centro de Traducción, en la transmisión del legado de las antiguas civilizaciones al mundo Occidental.

Este importante centro, formado por eruditos cristianos, judíos y árabes, se ocupó principalmente del "saber extranjero”: ciencia y filosofía griegas, las obras de Galeno Hipócrates, Platón, Aristóteles y de comentaristas como Alejandro de Afrodis, Themistenes, Juan Filoponos, etc.
"Era, en cierto modo, una invasión Intelectual que culminaba en una especie de embriaguez científica y literaria entre doctos” (Louis Gardet: El Mediterráneo: un diálogo de culturas. Estudios Mediterráneos, 1.957).