EL CONCEPTO DE LA IGUALDAD

Un elemento básico del sistema de valores del Islam es el principio de la igualdad o, mejor aún, de la equidad. Este valor de la igualdad no debe confundirse, ni mezclarse, con la identidad o el estereotipo. El Islam enseña que todos los hombres son iguales a los ojos de Dios, aunque no sean necesariamente idénticos. Existen diferencias de capacidades, potenciales, ambiciones, riqueza y así sucesivamente. Pero ninguna de estas diferencias puede dar pie para justificar un status de superioridad de un hombre o una raza respecto a otros. El linaje del hombre, el color de su piel, el volumen de su hacienda y el grado de prestigio de que goza, no influyen en el carácter y la personalidad del individuo, por Io que a Dios se refiere. La única distinción que Dios reconoce es la distinción en la piedad y el único criterio que aplica Dios es el criterio de la bondad y la excelencia espiritual.

Dios dice en el Corán:
¡Oh, humanos!, ciertamente, os creamos de un hombre y de una mujer os dividimos en naciones y tribus para que os reconozcáis. Por cierto, que el más honrado de vosotros ante Dios es el más timorato; porque Dios es sapientísimo y está enterado (49:13).

Las diferencias de raza, color o condición social son puramente accidentales. No influye la estatura real del hombre a los ojos de Dios. La igualdad no es tampoco simplemente cuestión de derechos constitucionales, de acuerdo entre caballeros, o de caridad condescendiente. Es un artículo de fe, que el musulmán asume.

Ende des Textes und der Seite 41 p.42 seriamente y debe respetar con todo sinceridad. Los fundamentos de este valor islámico de la igualdad se encuentran fuertemente enraizados en la estructura del Islam. Emana de principios básicos como siguientes:

(1) todos los hombres han sido creados por el Único y Mismo Dios Eterno, el Supremo Señor de Todo.

(2) Todo la humanidad pertenece a la raza humana y participe igualmente de la descendencia común de Adán y Eva.

(3) Dios es justo y bueno con todas sus criaturas. No es parcial ante raza, edad o nación alguna. Todo el universo es su dominio y todos los pueblos son Sus criaturas.

(4) Todas las personas nacen iguales, en el sentido de que nadie conlleva ninguna posesión y todos mueren iguales, en el sentido de que no llevan consigo ninguna de sus pertenencias mundanas.

(5) Dios juzga a cada persona conforme a sus propios méritos y de acuerdo con sus propias obras.

(6) Dios ha otorgado al hombre, como tal, un título de honor y dignidad.