EL CONCEPTO DE LA PIEDAD (TAQUWA)

Lo que se ha dicho acerca de la fe y de la rectitud suele ser cierto en cuanto a la piedad. No es tampoco, en este caso, cuestión de afirmaciones verbales y peticiones cómodas. Es algo mucho más serio. El Corán es, como siempre, nuestra mejor fuente, y cuando habla de los piadosos los describe como "aquéllos que creen en el Más Allá, observan la oración y hacen caridad con algo de cuanto les agraciamos y en cuanto fue revelado (Muhammad), quienes creen en Io que te fue revelado y en cuanto fue revelado antes que a ti, y están persuadidos de la vida futura, estos siguen la senda de su Señor y serán los bienaventurados" (Corán, 2:3-5).

Piadosos son quienes hacen caridad, tanto en la prosperidad como en la adversidad, que reprimen su cólera, que indultan al prójimo, porque Dios aprecia a los bienhechores, que cuando cometen una obscenidad o se condenan, mencionan a Dios e imploran el perdón de sus pecados (mas, quién sino Dios perdona los pecados?), y no reinciden, a sabiendas, en Io que cometieron; estos, cuya recompensa será una indulgencia de su Señor y jardines bajo los cuales corren los ríos, donde morarán eternamente. ¡Cuál magnífica será la recompensa de los bienhechores! (Corán 3:134-136).

En estos versículos encontramos que la piedad requiere un empleo adecuado de la mente, asiéndose a la verdad de Dios y de la vida, un empleo adecuado de la riqueza, gastando a la manera de Dios en cualquier circunstancia, y un empleo adecuado de las capacidades espirituales y físicas del hombre merced a la observancia de la oración. Exige igualmente un elevado grado de autocontrol sobre la ira y las emociones propias, una capacidad moral para el perdón y la paciencia y una urgencia consciente de hacer que el pecador vuelva a Dios con dolor y arrepentimiento. Ser piadoso es ser un hombre de convicciones auténticas y hermosas, de determinación y carácter, de voluntad y valor y, sobre todo, ser un hombre de Dios. La piedad, la rectitud y la fe consciente se encuentran relacionadas entre sí y confluyen todas en un sólo cauce. Conducen al Islam y configuran al auténtico musulmán.