EL PROFETA MUHAMMAD

El Profeta Muhammad y su auténtica Profecía

Si comparamos la vida de Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) antes de su misión como profeta con su vida después de que comenzó su misión, concluiremos que es irracional pensar que Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él): era un falso profeta; que pretendía la profecía para obtener ganancias materiales, grandeza, gloria, o poder. 

Antes de empezar su misión como profeta, Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) no tenía problemas financieros. Como un exitoso y respetado mercader Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) tenía un satisfactorio y confortable ingreso. Después de su misión; y por causa de la misma, su situación económica empeoró drásticamente. Para clarificar esto un poco más, revisemos los siguientes textos sobre de su vida:   
Aisha, la esposa del Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él), dijo dirigiéndose a su sobrino: "Oh sobrino mío, a veces pasaban dos meses sin que se encendiera un fuego (para cocinar la comida) en las casas del Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él)". Su sobrino le pregunto: “Oh tía, ¿qué los sostuvo entonces?", ella dijo: " El agua y los dátiles, pero el profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) tenía algunos vecinos de entre los Ansar quienes tenían camellos que le proporcionaran leche y solían mandarle al Profeta la paz y las bendiciones de Dios sean con él algo de su leche. »   
Say' Ibn Sa'ad, uno de los compañeros de Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él), dijo: “El profeta de Dios (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) no volvió a ver (comer) pan hecho con harina fina desde que fuera comisionado como Profeta hasta el día en que murió.”     

Aisha la esposa del Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él), dijo; "El catre sobre el que el Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) dormía estaba hecho de cuero rellenado con fibra de hojas de dátiles.”    
Amr Ibn Al Hariz, uno de los compañeros del profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) dijo que cuando el profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) murió no dejó dinero o cosa alguna, excepto su mula blanca sobre la que montaba sus armas y un pedazo de terreno que dio a la caridad.  

Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) vivió esta vida difícil hasta el día en que murió a pesar de que el tesoro de los musulmanes estaba bajo su disposición, la mayor parte de la península arábiga ya era musulmana antes de que muriera y los musulmanes fueron victoriosos dieciocho años después del comienzo de su misión.  
¿Será posible que Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) hubiera pretendido ser profeta para conseguir estatus, grandeza y poder? El deseo de tener poder y status está usualmente asociado con la buena comida, la ropa fina, palacios monumentales, guardias a su servicio y la autoridad indisputable. ¿Acaso alguno de estos parámetros se puede aplicar a Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él)? Unos cuantos vistazos a su vida nos pueden ayudar a responder esta pregunta.  
A pesar de sus responsabilidades de profeta, maestro, hombre de estado y juez, Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) solía ordeñar su cabra, remendaba su ropa, reparaba sus calzados, ayudaba en las tareas caseras, y visitaba a la gente pobre cuando se enfermaban.  También ayudo a sus compañeros a cavar una trinchera y a sacar la arena junto con ellos. 
Su vida fue un increíble modelo de humildad y sencillez.  

Sus seguidores lo amaban, respetaban y confiaban en él de una forma impresionante. Aún así, él continuaba insistiendo que la deificación debía ser dirigida a Dios y no a su persona. Anas, uno de los compañeros del profeta, dijo que no había persona a la que ellos amaran tanto como al profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él), pero que cuando él llegaba a ellos no se ponían de pie, como reverencia a él, pues odiaba que lo reverenciaran, tal como otras personas hacen con sus grandes hombres.  
Mucho antes de que hubiese alguna perspectiva de éxito para el Islam, y al comienzo de una larga y dolorosa era de tortura, sufrimiento y persecución en contra de Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) y sus compañeros, él recibió una interesante propuesta. Un mensajero de los líderes paganos, llamado Utba, llegó diciéndole: “... Si lo que quieres es dinero, juntaremos el dinero necesario para que seas el más rico de nosotros. Si lo que quieres es el liderazgo, te haremos nuestro líder y nunca decidiremos sobre algún asunto sin tu aprobación. Si lo que quieres es un reino te haremos nuestro rey...".Tan solo una condición le fue requerida a Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) a cambio de todo aquello, que renunciara a su prédica; que dejara de atraer la gente al Islam y a la adoración de un solo Dios sin asociarle nada. ¿Acaso no es tentadora esta oferta para alguien que busca el beneficio mundano? ¿Acaso se mostró Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) vacilante cuando le fue hecha la oferta? ¿Acaso la rechazó a manera de estrategia de regateo dejando la puerta abierta para una mejor oferta? La siguiente fue su respuesta:   
{En el Nombre de Dios, el Clemente, El Misericordioso} y posteriormente le recitó a Utba los versos Coránicos del capítulo 41, del 1 al 38.  Los siguientes son algunos de los versos mencionados:  
«Revelación descendida por el Misericordioso, el Compasivo. Un libro cuyos signos son un claro discernimiento, que ha sido expresado en una Recitación árabe para gente que sabe. Es portador de buenas noticias y advertidor, pero la mayoría de ellos se han apartado y no escuchan.» (Corán, 41:2-4).
En otra ocasión y en respuesta a la súplica de su tío para que detuviera su prédica; la respuesta de Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él), fue tanto decisiva como sincera:    
!Juró en el Nombre de Dios, Oh tío!, que aunque ellos colocasen el sol en mi mano derecha y la luna en la izquierda ,en recompensa, por renunciar a esta cuestión (invitar a la gente al Islam), nunca desistiré hasta que Dios lo haga (Al Islam), triunfar o yo perezca defendiéndolo.  
Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él), y sus pocos seguidores sufrieron no solo muchas formas de tortura y sacrificio durante trece años, sino que los incrédulos también lo trataron de asesinar varias veces. En una ocasión trataron de romperle la cabeza y asesinarlo con una roca gigante, que apenas podían alzar. En otra ocasión trataron de matarlo poniendo veneno en su comida. ¿Son estas las características de un hombre ególatra y hambriento de poder? ¿Qué podría justificar tal vida de sufrimiento y sacrificio aún después de que fuera totalmente victorioso sobre sus adversarios? ¿Qué podría explicar la humildad y nobleza que demostró en sus más gloriosos momentos cuando insistió que el éxito se debe tan solo a la ayuda de Dios y no a su propio genio??.